Muchas son las consultas que nos llegan en esta época tan rara acerca de sistemas de desinfección de superficies, especialmente contra el Covid-19, para los “arcos de desinfección”, pero también para zonas abiertas en acceso a Residencias, interior de autobuses y camiones, supermercados, zonas comunes de edificios y urbanizaciones, accesos a industrias y oficinas etc..
Muchos nos preguntan por el ozono, pues de alguna manera buscan un producto sustitutivo de la “lejía” que no estropee los tejidos/materiales con los que pueda entrar en contacto, ni produzca irritación en ojos y mucosas de personas y animales, que no sea demasiado caro y que sea efectivo, es decir, altamente oxidante y con efectividad probada como biocida.
Pues si, el ozono tiene todo eso, salvo que es un gas, y que sí, se puede disolver en agua para pulverizar sobre superficies, pero su presencia es muy volátil y no deja residual, algo necesario para poder combatir el Covid-19. Así es, el gas ozono (O3) es una gas altamente oxidante, con un olor característico, y con unas propiedades muy peculiares que nos hacen depender de él, sobre todo a determinadas presiones y temperaturas (os suena lo del agujero en la capa del ozono??). Al ser tan oxidante, hay que manejarlo con cuidado, pues es altamente efectivo tanto para lo bueno (desinfección) como para lo malo (irritación).
Nosotros como expertos en tecnologías del agua lo tenemos claro. Hemos aplicado en muchas aguas residuales industriales, con cargas orgánicas recalcitrantes y presencia de pesticidas, procesos AOP, que en castellano son “Procesos de oxidación avanzada”, y que vienen a combinar la aplicación de distintos oxidantes cada cual con su poder, y que algunos de ellos son Permanganato potásico, Peróxido de Hidrógeno, Ozono + Ultravioleta, agua electrolizada,….y los resultados son muy buenos, entendiendo bueno como la disminución de la DQO (Demanda química de Oxígeno), parámetro clave en el vertido de aguas residuales…
Con todo nuestra recomendación cuando nos consultan es siempre la misma: Agua electrolizada, o lo que es lo mismo, acido hipocloroso con el mismo poder biocida de la lejía pero sin sus poderes blanqueantes (y “fastida-camisetas/pantalones” con salpicaduras…) ni su poder irritante de ojos y mucosas. Se genera mediante un proceso controlado de electrólisis de soluciones salinas, y con un ajuste de pH adecuado se convierte es un desinfectante neutro de gran espectro perfecto para la aplicación que tan demandada está ahora: desinfecci´0on de personas y superficies contra el COVID-19.
Desde ACONDAQUA podemos ayudaros en estos tiempos tan complicados poniendo la ciencia, la experiencia y el conocimiento al servicio de la población, y huyendo de soluciones milagro que ya empiezan a aparecer en algunas publicidades y que tanto miedo dan a los profesionales del sector.
Ánimo a todxs y contad con nuestro apoyo.
Alejandro